Europa

Europa
Observar el tiempo en una grieta. La grieta avanza en la pared, pasa de ser una línea a convertirse en una mancha, en una vena, en la forma más extraña de algo familiar. Por principio las grietas son impersonales, se dan cuando la estructura se rompe y el repello se cae a pedazos. Nadie planifica lo que está roto, tan sólo sucede. El pensamiento tiene fisuras. Si existe algo humano es la contradicción. Controlamos las ideas acomodando el caos. Asignamos una utilidad inexistente a lo espontáneo. Así, opinamos que esos fragmentos confusos que deslizan los guiones de una película de David Lynch –por ejemplo– aportan un sentido a la historia. O contemplamos las cenizas de Artaud o de Ana Cristina Cesar o de Sarduy y decimos que hallamos un poema. Pero todo es falso, lo escrito es una escalera que desciende al vacío y pocos logramos llegar al fondo. Europa de David Monge es algo que no habla de Europa. No es un libro, es una grieta, algo roto, es una escalera, un volcán de ceniza. Dejemos que hable, tratemos de mojar nuestras manos sin retener más que el frío y la velocidad de la corriente. “¿Europa? es una palabra escrita en el margen”
Observar el tiempo en una grieta. La grieta avanza en la pared, pasa de ser una línea a convertirse en una mancha, en una vena, en la forma más extraña de algo familiar. Por principio las grietas son impersonales, se dan cuando la estructura se rompe y el repello se cae a pedazos. Nadie planifica lo que está roto, tan sólo sucede. El pensamiento tiene fisuras. Si existe algo humano es la contradicción. Controlamos las ideas acomodando el caos. Asignamos una utilidad inexistente a lo espontáneo. Así, opinamos que esos fragmentos confusos que deslizan los guiones de una película de David Lynch –por ejemplo– aportan un sentido a la historia. O contemplamos las cenizas de Artaud o de Ana Cristina Cesar o de Sarduy y decimos que hallamos un poema. Pero todo es falso, lo escrito es una escalera que desciende al vacío y pocos logramos llegar al fondo. Europa de David Monge es algo que no habla de Europa. No es un libro, es una grieta, algo roto, es una escalera, un volcán de ceniza. Dejemos que hable, tratemos de mojar nuestras manos sin retener más que el frío y la velocidad de la corriente. “¿Europa? es una palabra escrita en el margen”