Impúdicas

Impúdicas
En nuestra lengua la letra “a” es marca por antonomasia de lo femenino. Arabella, poeta y narradora de abecedario completo, atraca su barca en este signo para entregarnos un abanico de historias de mujeres en “a”: sus apelativos y sus amores; sus angustias, aromas y amaneceres. En “a”, pero también en “la”: la impudicia de la rebeldía, la angustia de la espera, la terquedad de la muerte. Y –magia– la distancia abolida por su habilísima prosa, donde una niña de seis años nos lleva a su Limón y su Caribe, bastándonos para ello con escurrirnos bajo la carpa de un circo y entrar de incógnitos a presenciar la comedia. Allá arriba, de la hamaca altísima, pende la vida. Así parezca escombros, así simule sueños. Rodolfo Arias Formoso
En nuestra lengua la letra “a” es marca por antonomasia de lo femenino. Arabella, poeta y narradora de abecedario completo, atraca su barca en este signo para entregarnos un abanico de historias de mujeres en “a”: sus apelativos y sus amores; sus angustias, aromas y amaneceres. En “a”, pero también en “la”: la impudicia de la rebeldía, la angustia de la espera, la terquedad de la muerte. Y –magia– la distancia abolida por su habilísima prosa, donde una niña de seis años nos lleva a su Limón y su Caribe, bastándonos para ello con escurrirnos bajo la carpa de un circo y entrar de incógnitos a presenciar la comedia. Allá arriba, de la hamaca altísima, pende la vida. Así parezca escombros, así simule sueños. Rodolfo Arias Formoso