Greytown

“De aquel tiempo ya no queda nada, sólo el río y el mar, la selva y unas dragas herrumbradas que descansan abandonadas en las aguas pacíficas de la laguna. Son las dragas que trajo desde Nueva York Cornelius Vanderbilt, cuando por el río San Juan querían llegar hasta California. Así es Greytown, un lugar, unas personas que viajan por el tiempo convertidos en cuento.” Ésta es una novela de migraciones y de viajes, sus personajes transitan de un sitio a otro huyendo de sí mismos, de una familia, de una ciudad, o dejan todo tirado y se van a lugares desconocidos y remotos persiguiendo una ilusión. Es la conversación de una noche en la cantina Morazán en San José, en la que dos hombres viajan con las palabras hasta llegar al calor y a la violencia de los bananales de Sixaola; o a la visita de Kennedy a Costa Rica en 1963 el día que el volcán Irazú cubrió todo de ceniza; o a la historia de guerras y navegantes del río San Juan en cuya desembocadura, en el siglo XIX, existió un puerto, Greytown, que se pensó como la entrada principal de lo que sería el canal interoceánico de Nicaragua, un centro de riquezas y de encuentros en el Caribe centroamericano, que se pelearon los imperios y con el que soñaron comerciantes, políticos, militares, empresarios y masones. Y donde muchos años después, sin saber nada de todo aquello, llegó a vivir Daniel Luján, un joven impulsivo que navegó todo el río buscando a una mujer de la que no conocía casi nada. Álvaro Rojas Salazar
“De aquel tiempo ya no queda nada, sólo el río y el mar, la selva y unas dragas herrumbradas que descansan abandonadas en las aguas pacíficas de la laguna. Son las dragas que trajo desde Nueva York Cornelius Vanderbilt, cuando por el río San Juan querían llegar hasta California. Así es Greytown, un lugar, unas personas que viajan por el tiempo convertidos en cuento.” Ésta es una novela de migraciones y de viajes, sus personajes transitan de un sitio a otro huyendo de sí mismos, de una familia, de una ciudad, o dejan todo tirado y se van a lugares desconocidos y remotos persiguiendo una ilusión. Es la conversación de una noche en la cantina Morazán en San José, en la que dos hombres viajan con las palabras hasta llegar al calor y a la violencia de los bananales de Sixaola; o a la visita de Kennedy a Costa Rica en 1963 el día que el volcán Irazú cubrió todo de ceniza; o a la historia de guerras y navegantes del río San Juan en cuya desembocadura, en el siglo XIX, existió un puerto, Greytown, que se pensó como la entrada principal de lo que sería el canal interoceánico de Nicaragua, un centro de riquezas y de encuentros en el Caribe centroamericano, que se pelearon los imperios y con el que soñaron comerciantes, políticos, militares, empresarios y masones. Y donde muchos años después, sin saber nada de todo aquello, llegó a vivir Daniel Luján, un joven impulsivo que navegó todo el río buscando a una mujer de la que no conocía casi nada. Álvaro Rojas Salazar