Entre la magia y el conjuro

«Alquimia, magia. Elegía. El lector se dirá que son registros diferentes, disímiles, los que circulan: de hecho, títulos parecen afirmado. Acaso no lo son, seguramente que no, porque existe un hilo tenue, apenas esbozado, pero firme y tenso que los une, teje y desteje en perfectos con un solo centro. Alquimia no de la transmutación de los metales, sino de los gestos, trabajos, días del sendero el conocimiento, fuera del límite de la temporalidad, la flecha inexorable del tiempo. Desde naipes que mágicamente se disputan, de cartas elegías a seres amados, de estampas de personajes todos aquellos que se empeñan en romper la geometría de hierro que llamamos realidad la prosa de este volumen se aligera, paso a paso. De pronto, con tersura casi infinita, roza apenas la experiencia del contacto. Y en el límite, en el borde de lo que no se puede sino solamente atisbar, reverbera. Las palabras encuentran otro reflejo: el nombre transparente de las cosas.» Lelia Madrid Londres, 2009
«Alquimia, magia. Elegía. El lector se dirá que son registros diferentes, disímiles, los que circulan: de hecho, títulos parecen afirmado. Acaso no lo son, seguramente que no, porque existe un hilo tenue, apenas esbozado, pero firme y tenso que los une, teje y desteje en perfectos con un solo centro. Alquimia no de la transmutación de los metales, sino de los gestos, trabajos, días del sendero el conocimiento, fuera del límite de la temporalidad, la flecha inexorable del tiempo. Desde naipes que mágicamente se disputan, de cartas elegías a seres amados, de estampas de personajes todos aquellos que se empeñan en romper la geometría de hierro que llamamos realidad la prosa de este volumen se aligera, paso a paso. De pronto, con tersura casi infinita, roza apenas la experiencia del contacto. Y en el límite, en el borde de lo que no se puede sino solamente atisbar, reverbera. Las palabras encuentran otro reflejo: el nombre transparente de las cosas.» Lelia Madrid Londres, 2009