Comentario de la filóloga Manuela Álvarez sobre la novedad Archosaurio de Bernabé Berrocal

Comentario de la filóloga Manuela Álvarez sobre la novedad Archosaurio de Bernabé Berrocal

La narrativa costarricense es relativamente joven, ya que desde su aparición hasta la contemporaneidad no se puede contabilizar más de doscientos años de vigencia. A principios de los años sesenta se empieza a promover un giro en la literatura costarricense por los cambios políticos y sociales que se desarrollaban e impregnaban a las artes en general. En 1950, cuando se inicia el proyecto modernizador de la Segunda República, nace el primer grupo de escritores nacidos en los años veinte. Seguidamente, tras las transformaciones ideológicas y culturales que trajo la Revolución Cubana, surge un segundo grupo de escritores. En este período se desarrolló una modernización tanto social como cultural que fue el preámbulo de la nueva tendencia de la narrativa costarricense; el posmodernismo.
En cuanto a la literatura contemporánea, propone una ruptura con respecto a las temáticas y a las apuestas formales; este (re)inicio comprende una nueva promoción de narradores que se destacan por generar un cambio importante y renovar las letras centroamericanas. La novedad es que no solamente centran su atención en temas sociopolíticos como se ha querido encasillar por muchos críticos, sino que también les interesa tratar otros temas con recursos humorísticos, paródicos e irónicos. Se intenta, además, recuperar los escenarios populares y traer a colación las historias no oficiales, aquellos temas que han quedado relegados a la marginalidad y que estos escritores hallan importante recuperar, o bien los que se han tratado de una forma solapada y que es necesario tomarlos en cuenta. Bernabé Berrocal es uno de los escritores que ejemplifican de excelente forma estas descripciones. A este autor lo conocimos hace algunos años con su primera producción Hombre hormiga (2011) un extraordinario cuentario que plantea una nueva forma estilística en la narrativa costarricense e incluso centroamericana, haciendo uso de elementos posmodernos como la construcción del sujeto y sus diversas ramificaciones metafísicas, oníricas, humorísticas e intelectuales sin dejar de lado lo cotidiano.
Este año publica Archosaurio una novela inquietante que atrapa al lector y le genera cuestionamientos acerca de la realidad costarricense del siglo XIX y la actual. Esta producción logra unificar de manera eficaz dos mundos paralelos, dos realidades que aunque lejanas están relacionadas. Es recurrente, tal y como sucede con el cuentario Hombre hormiga, que Berrocal transmita sus conocimientos en el área animal, por su profesión de veterinario, pero esta vez trasciende a la médica, histórica, literaria, sicológica, sicoanalítica y otras. Su entorno costarricense ubica al lector en espacios nacionales y en hitos históricos del siglo XIX como lo es la Gesta Heroica. Se utiliza de forma constante la analepsis, lo cual permite al lector conocer ciertos datos de ese pasado. Asimismo, el componente onírico es de gran relevancia ya que establece diálogos con personajes del pasado histórico y el punto de vista de estos acerca de “sus hazañas”, aquellas que ha desarrollado la historia oficial incluso en los sistemas educativos. Otro de los recursos que utiliza el autor para ir tejiendo su novela es el intertexto. Es frecuente encontrarnos con situaciones y personajes de Kafka, Gagini, Fernández Guardia, así como con actores, actrices y ambientaciones clásicas del cine. Por otro lado, hace hincapié en problemas sociales y en la degradación del ser humano al estar inmerso en los sistemas financieros, morales, religiosos y políticos, como es el caso del personaje principal, quien describe los pormenores de las diversas situaciones que se le presentan.
Esta novela posee una narrativa cautivante que desafía al lector a cuestionarse diversas situaciones que, por estar dentro de un sistema social impuesto, no cavila sobre la veracidad de todas aquellas historias que son fundamentales para la creación de las naciones, de la democracia, de la soberanía. Así, este texto exige un lector con un alto grado de conocimiento, debido a que en ciertos momentos utiliza un lenguaje especializado, cuantioso contexto histórico e innumerables intertextos, sin dejar de lado que arremete contra lo establecido. Por tanto, es un reto leer esta obra literaria desde este punto de vista; realmente es un aporte significativo para las letras centroamericanas y merece ser leído y difundido.

Manuela Álvarez Escobar

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